A continuación describiremos algunos de los problemas más habituales y por los que en algún momento es necesario pedir ayuda.
Excesiva rigidez o permisividad
Aplicación de la normativa de manera muy estricta, llegando a coartar la libertad de los otros miembros de la familia.
Enfermedad de algún miembro de la familia
Adquisición de enfermedades crónicas a nivel físico o mental.
Comunicación inadecuada
Dificultades para la expresión de necesidades y/o emociones.
Conductas de impulsividad
Manejo inadecuado del enfado, que llega a agresión física y/o verbal, consumo de sustancias.
Problemas de los padres sobre abuso de sustancias
Consumo de sustancias por algún miembro de la familia, sea alcohol, y/o drogas.
Discusiones y conflictos
Conflictos a diferentes niveles en el entorno de la persona.
Contratiempos inesperados
Falta de gestión a la hora de resolver conflictos.
Gestión de las tareas cotidianas
Economía familiar, deberes y derechos en el ámbito familiar.
Faltas de respeto, gritos, insultos, agresiones físicas y/o verbales.
Conflictos de los hijos con su entorno social, tanto a nivel escolar como con el grupo de iguales.
La terapia familiar busca orientar y guiar a la familia de forma adecuada en la resolución de conflictos y llevar a cabo una gestión eficaz en su día a día, fomentando la comprensión entre todos los miembros de la familia, además de una excelente comunicación y un núcleo de apoyo emocional.
El trabajo que se realiza en terapia va encaminado a mejorar la calidad de vida de la familia y a cada uno de sus miembros de forma individual.
¿Tienes alguna duda?
